... Soy una silueta troquelada en un horizonte de luces y sonidos, de músicas para envolver la resaca... al tiempo que pido otra copa que pagaré con mis versos empapados en vida y sentimiento. Un precio muy alto, lo sé. Pero qué más da ya...
Ponme un whisky doble, amigo, y a la chica del fondo lo que ella te pida. Qué más da. Aún tengo un billete en la cartera, junto a su fotografía, los poemas que le escribí durante mis largas noches de bares... y el sabor del último beso que le lancé a los labios. Qué más da... Aún falta mucho para que amanezca. Mientras, como un halcón solitario, revolotearé sobre el recuerdo de su mirada.