Anhelar un mundo, lejos del blanco y negro
que me aprisiona y me limita.
Volar lejos de odios y rencores,
miradas opacas sin sentimiento ni sonrisas.
Si fuera preciso, correr, escapar, evadirse
de la angustia para encontrar un refugio
entre tus brazos.
Evitar el convertirse en estatua de sal
por añorar la visión de un mundo que
aboga por la intolerancia y la guerra.
Dejarse envolver por una nueva melodía
que nos transporte a mundos diferentes.
Disfrutar con el pequeño teatro de la vida,
sus aplausos, sus gentes...
Y al bajar el telón, que la fusión de nuestras vidas
termine con una gran ovación de despedida.
El último número de Grand Guiñol, antes del discurso,
interpretado al ritmo trepidante de la "tarantella"
compuesta por Nino Rota para la película "El padrino".