SEMAFOROS
EN ROJO
Cuerpos taciturnos tras la jornada
laboral,
en un coche rumbo al descanso
a través de un sendero de semáforos en
rojo.
Silencios que comentan…
Miradas que divagan…
Un espejo retrovisor…
Los días también tienen su punto final.
Semblantes furtivos y cristalinos,
segundos que parecen horas,
semáforos en rojo.
Las ojeras bien resaltadas
en el escultor de la madrugada,
en busca de un trabajo con que pagar
la renta, el agua, la luz…
Y otro semáforo en rojo,
y paraguas que se abren ante la lluvia
incipiente,
y vagabundos que cruzan ante sus ojos,
cuerpos con idéntico destino…
Y un pitillo que se prende en el
asiento del copiloto,
la sonrisa cómplice que asiente
en esta metáfora en rojo
de la vida arpía fogosa y ardiente
que devora cadáveres
hasta en los días de fiesta nacional.
Y carga la bolsa de su uniforme
por toda la acera,
y la puerta del portal que se cierra
de manera brusca, tras ese cuerpo
derrotado sin ganas de continuar
un solo día más…
Semáforos en rojo…
Y después, por fin
la luz verde…
¿Pero hacia dónde?
(c) Isidro R. Ayestarán