Huellas de tu rostro
sobre un espejo resquebrajado,
ajado por tanta añoranza,
con el silencio como banda sonora.
Truena el enmudecimiento
en unos labios donde aún alberga
el eco de tu nombre, trémula quimera
al llegar de nuevo la aurora.
Búsqueda incansable en el
camino asfaltado por el tiempo
compartido, vivido, llorado...
Huellas de lágrimas
prostituidas en una esquina
donde quisiste vender hasta al olvido.
(c) Isidro R. Ayestarán, 2012
texto y fotografía
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