Dicen que esto puede ser un acto de fe
escrito en mayúsculas,
porque me han advertido de que
no eres como las demás.
Pero me acerco a ti
y veo en el brillo de tus ojos
una chispa de calor sincero,
tal vez merezcas la pena
porque me sonríes de manera especial.
Me embriagas con tu aroma,
con tu charla versada y culta,
con tu mirada directa
al blanco de la diana más lejana.
No sé por qué hablan mal de ti,
porque yo quiero creer que no eres así.
Que seas el ángel que vele mi sueño,
que me arropes con una sola de tus caricias,
que comprendas mis palabras,
que alcances la cumbre de amor.
No sé por qué hablan mal de ti,
porque yo quiero creer que no eres así...
Y si hablan, que hablen,
porque he descubierto cómo eres en realidad.
Estuve esperándote tanto y tanto tiempo,
regodeándome entre sábanas solitarias
que me confundían con nombres distintos,
hasta abrir por la página en que aparecía
tu nombre... y creer...
creer que sí existías
para mí. Sólo para mí.
Un sueño hecho realidad...
(c) ISIDRO R. AYESTARÁN, 2010