Surcos
de música en el viejo vinilo,
pequeñas
motas de polvo a ritmo de blues,
serenata
a la luz de la luna en los balcones
iluminados
por las ilusiones nocturnas…
El
baile coreografiado por el artista bohemio
de
la cara blanca y el corazón sin pintar,
las
manos entrelazadas como título a la obra
maestra
resaltada en tu mirada…
Querer
ver la vida a través de tus sueños,
estrecharte
en mi regazo y respirar junto a
tu
manera de respirar,
y
sentir…
Y
deleitarnos, tú y yo, bajo el ritmo de las cuerdas
que
sostienen el mundo roto
de
los amantes tristes que esperan un final incierto,
entre
nubes hechas de lágrimas…
Un
punteo en mi vieja guitarra,
unas
notas en mi pentagrama,
y
un violín a lo lejos…
Las
armas del trovador amante
que
se muere por que vuelvas al sendero
de
las baldosas doradas.
Y
sentir que llegas bajo el resplandor de la luna,
esa
luz envuelta en la caricia que le dicté al viento
para
que te trajera de nuevo a iluminar mi alma,
a
que mataras la soledad de mi cuerpo
con
la fragancia del aroma de un beso
certero…
una vez más.
Una
vez más… tú y yo.
(c) ISIDRO R. AYESTARÁN
DE CUANDO QUISE ACARICIAR EL CIELO CON MIS PROPIAS MANOS