
El lugar de mis juegos,
el recuerdo de mis sonrisas,
el aroma de mi lejana niñez,
de esa infancia marchita para siempre.
Las fiestas de cumpleaños,
la paga de la abuela los domingos,
las confidencias con los hermanos
al apagar la luz de la habitación,
el peluche al que me aferraba para poder dormir.
Las aventuras con la pandilla del barrio,
la comida en el campo los fines de semana,
aprender a leer en la escuela,
el inicio en el juego de las miradas furtivas.
El consuelo de mi madre al recibir
la primera bofetada de la vida,
los viejos juguetes, almacenados en el desván,
la nostalgia de un beso de buenas noches…
Y tú, ocupando un lugar privilegiado
en mi mundo de añoranzas.
el recuerdo de mis sonrisas,
el aroma de mi lejana niñez,
de esa infancia marchita para siempre.
Las fiestas de cumpleaños,
la paga de la abuela los domingos,
las confidencias con los hermanos
al apagar la luz de la habitación,
el peluche al que me aferraba para poder dormir.
Las aventuras con la pandilla del barrio,
la comida en el campo los fines de semana,
aprender a leer en la escuela,
el inicio en el juego de las miradas furtivas.
El consuelo de mi madre al recibir
la primera bofetada de la vida,
los viejos juguetes, almacenados en el desván,
la nostalgia de un beso de buenas noches…
Y tú, ocupando un lugar privilegiado
en mi mundo de añoranzas.
(c) ISIDRO R. AYESTARAN, 2008
3 comentarios:
Preciosos recuerdos en un mensaje lleno de nostalgia.
Pero creo que ese niño siempre está en ti, y sólo hay que dejarle soñar y columpiarse de vez en cuando aunque la forma de vida actual nos lo ponga muy difícil.
Un abrazo Isidro.:)
Susana
Del minuto 5.12 al final.Lo anterior es bonito pero con el ultimo minuto me llena de sobra.
A mi me has hecho llorar.
estare pensando en tu nueva obra para que sea un arte puro. guillermo. admirable tu escritura.
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