
Hoy el espejo me ha cotilleado
que hace tiempo que no se acuerda
de las correrías en el recreo del colegio
ni de las juergas con los amigos del barrio.
El calendario se muestra infame conmigo,
cruel y despiadado por momentos,
torturándome a lo Torquemada
para contarle lo que es el paso del tiempo.
Que pintan bastos en la baraja,
que el susto puede ser de campeonato,
que los veinte quedaron ya lejanos
y los cuarenta tuercen ya la esquina.
¡¡Yo no les tengo miedo!!
Vacuna contra la edad,
contra el muermo de los huesos,
el levantamiento artificial
y el sueño eterno de todo mi cuerpo.
Me dicen que debo sentar la cabeza
y dejar de perder el tiempo en niñerías,
que las golferías tuvieron su momento
y que debo pensar en la que se me avecina.
Me sueltan un rollo sobre la familia,
responsabilidad, trabajo, hijos...
y un largo etcétera sobre esa conveniencia
adecuada a mi nueva edad.
¡¡Bah!!
Soy el nuevo Dorian Gray,
fiel reflejo en el espejo,
lo que importa es cómo estoy por dentro
y no esta conmoción que da
tanto miedo.
¿Que ya no soy veinteañero?
¿Ni siquiera de los que empiezan por tres?
Pues ya lo véis,
... soy el nuevo Dorian Gray.
Vacuna contra la edad,
contra el muermo de los huesos,
el levantamiento artificial
y el sueño eterno de todo mi cuerpo.
fotografía: ROUS
del espectáculo DECADENCIA
pub URBAN CLASSICS (Santander)
del espectáculo DECADENCIA
pub URBAN CLASSICS (Santander)
1 comentario:
No hay que convertirse en Dorian Grey para disfrutar y vivir la vida a tope. Lo se, lo sabes.
Un abrazo
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