EL CABARET DEL VERSO
ISIDRO R. AYESTARÁN

(c) 2008 - 2020

Abandonado en la puerta de un camerino en un destartalado cabaret, fue educado por siete cómicos de la legua en las más variadas artes escénicas entre libretos teatrales, plumas de vedette, pelucas, tacones de aguja, luces de neón, cuplés, coplas, boleros, marionetas, carromatos, asfalto y un sinfín de desventuras que acabaron por convertirlo en un pseudo-escritor de relatos y poemas que recita por escenarios de más que dudosa reputación junto a los espíritus de Marlene Dietrich, Bette Davis y Sara Montiel, quienes lo acompañan desde niño en sus constantes viajes a ninguna parte.

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REQUIEM, el vídeo promocional


REQUIEM...
un monólogo sobre el TEATRO,

sobre los POETAS,

sobre la VIDA...




(c) ISIDRO R. AYESTARÁN, 2010

RAPSODA DE OTOÑO


El rapsoda está listo para salir a escena. Sobre su atril, los papeles que reflejan los momentos cruciales de su vida; en su manera de recitar, los gestos que antaño le dedicara a su alma; tras cada verso, un desengaño, un dolor, una mentira... un mundo repleto de nada.
El poeta comienza su recital con un poema de amor, clavando la mirada en un público entregado, en cada nombre anónimo que esa noche le acompaña, en todas esas palabras calladas que le aguardan.

El artista que bajo su sombrero nos habla de un horizonte perdido, va desgranando, poema tras poema, sus fragmentos resquebrajados, empañados por tanta angustia, hablándonos de una soledad más allá del sentimiento dormido de un amor que tropieza, inexorablemente, en un suspiro que nombra a quien inspiró los textos que él encierra en una desvencijada maleta llamada "corazón remendado".

El pintor de los versos de amor no precisa de aplausos ni miradas de asentimiento, ni palmaditas en la espalda ni besos de judas en los titulares de los periódicos. Sólo quiere silencio en un verso concreto... aquél que lleva su aroma y su recuerdo.

"Soy tu rapsoda, tu poeta, tu último aliento y tu sombra... Soy en lo que me has convertido por tu ausencia, por tu rechazo y tu falsa cadencia a la hora de amarme. Sin embargo, no me importaría que te convirtieras en estatua de sal si te volvieras para verme. Yo te adoraría igualmente, pondría flores a tus pies y te sacaría en procesión por calles angostas, con una banda sonora de redobles de tambor y solos de corneta, bajo palio y corona celestial... Todo eso, si te acordaras de nuestros momentos, de esa llama que resplandecía al iluminar nuestros cuerpos..."

Ese silencio requerido por el rapsoda se hace realidad, pero luego se rompe en un aplauso tímido al fondo del teatro, donde una puerta se abre y se cierra al instante, y unos pasos que significan una ausencia en la platea que aguarda el momento de la bajada del telón.


Y al encerrar sus versos en su ruinosa maleta, el poeta se aleja por una calle apenas iluminada, tras haber cobrado una mísera paga por un poemario que pasea de puerto en puerto, de escenario en escenario, viajando errante con un compañero lejano de viaje.

Aquél que inspiró su texto definitivo sobre una quimera de amor que, de forma cobarde, se mantiene ausente en un sueño y en un horizonte que, de acercarse uno de los dos a él, se perdería para siempre.


fotografía: SOLEDAD BEZANILLA
REQUIEM - Mil Rosas (Cubo, 1 - Santander)

4 noviembre 2010

DESEO (c.2010)



Ardía en deseos por encontrarte de nuevo, por aferrarme y no soltarme nunca más de entre tus brazos, por calcular el alcance de tus miradas y la distancia que me separaba de ellas, por regodearme en tus caricias y morir bajo el sabor perpetuo de tus besos.
Le insultaba a la vida por haberte alejado de mi lado, te olvidaba entre otros nombres y otros cuerpos, esquivaba nuestros caminos, nuestros locales, nuestras canciones. Mi memoria te rechazaba... y mi corazón te ignoraba.
Hoy has vuelto a mí y he olvidado aquel primitivo rencor, y le agradezco a la vida este reencuentro, y te recuerdo en cada suspiro como si nunca te hubieras ido, al tiempo que volvemos a nuestros ambientes, aferrados el uno al otro, envueltos en mil caricias mientras nuestros cuerpos se reconocen en cada milímetro.
Y esta noche, ganaremos juntos la batalla del deseo para morir en pleno delirio de éxtasis.
Sólo pido que cuando amanezca el nuevo día, tú sigas junto a mí para confirmar que tu ausencia tan sólo había sido un mal sueño, y que nunca más volveremos a perdernos el uno del otro.
fotografías: ISIDRO R. AYESTARÁN (c) 2010

... CON MI SOLEDAD


Camino con mi soledad por mil calles desiertas, con mis versos resquebrajados pensando que son nuestros corazones quienes van de mi mano. Humillo la mirada para que nadie me lea la tristeza en mis ojos, que nadie comprenda cuánto puede sufrir un sentimiento cuando no es correspondido, que se olvide para siempre lo que significa tener un amor lejano... tanto, que ni las voces de los más cercanos me distraen de tu distancia física y emocional.
Navego en silencio por mi mundo gris, imaginando que las olas que se me acercan son los impulsos de tu alma por volver de nuevo a mi lado, ilusionándome por sentirte cercano, emocionándome por sentir en tu mirada un amor certero al que nunca dejaré alejarse del alcance de mis abrazos.

Pero al levantar la mirada, compruebo el cruel silencio en mi mundo sin colores, y me doy cuenta de que sólo puedo soñarte en un arrebato de fantasía y luces, lejos, muy lejos de esta noche apagada y muda, donde camino con mi soledad en un intento por no olvidarte.
Y en silencio, musito tu nombre para mis adentros con la mirada perdida. Sólo así serás mío en mi nostalgia y mi recuerdo. Sólo así, salvaré nuestra historia de otras miradas que nunca llegarán a comprender lo mucho que te quiero.

Le envío un beso a mi horizonte y a mi vida mientras espero a que lo recojas.

No tardes...

... Yo te espero.