Hay noches que se esculpen
a lo largo de una barra de bar,
hay historias que se escriben
a la luz de la luna,
hay miradas que se expresan
tras la enésima copa, y hay tristezas
que no precisan de lágrimas.
Cuánto cuesta acabar un verso
cuando los amores perdidos se
distancian aún más lejos,
decía el rapsoda al tiempo que confesaba
a los cuatro vientos que la amargura
y la frialdad que le rodeaban habían
sido diseñadas por la mejor de las modistas:
la señora decepción.
Este es el canto del juglar de las estrellas,
Este es el canto del juglar de las estrellas,
el acorde certero en cada latido de su corazón,
el blues oscuro del testigo solitario
de cada fragmento de vida,
el reflejo al otro lado del espejo...
El trovador de la madrugada.
El trovador de la madrugada.