Anoche se levantó el telón en Sala de tres Teatro (Tantín 7 - Santander) para acoger el estreno de la versión teatral de mi nuevo trabajo poético "De cuando quise acariciar el cielo con mis propias manos".
Con una estética decimonónica, y al ritmo de arias de ópera, saetas y música clásica, un maestro de ceremonias solitario comenzó a hilvanar historias de perdedores tras haber enterrado el cuerpo sin vida de la infancia y la inocencia en un mundo de constantes lágrimas, ajenas a la sonrisa esculpida en el rostro párvulo de una muñeca de trapo.
Con la representación de ayer, se dió el pistoletazo de salida para que ACARICIANDO EL CIELO comienze a girar, a volar alto, muy alto.