Ten
cuidado, forastero, porque no sabes
con
quién te estás metiendo.
¿Que
quién soy yo?
Soy
tan solo un niño que ha crecido:
de
la mano de mis padres los domingos;
de
las de mis hermanos al salir del cine,
alzando
la mano por ver quién era el primero
en
querer ser el héroe de la peli
–
a
mí me toco siempre ser el malo –;
de
las del colegio, el instituto y la facultad,
que
me ayudaron a evadirme de la realidad,
deconstruida
en rutina y hastío, gracias a asignaturas
que,
con el tiempo, sé que no me sirvieron para nada;
de
las del primer amor, que me enseñó que el corazón
hay
veces que late a ritmo de hostias y desengaños;
de
las del último amor, que me enseña que,
como
una flor, hay que cuidarla y mimarla con esmero.
Pero,
en el fondo, crecí a base de letras y de un sueño.
Por
tanto, insisto, ten cuidado, forastero,
porque
soy un niño que siempre quiso volar,
alto,
muy alto, por encima de todo lo que alimenté en la infancia
– ¡¡me pido ser bandera en la cúspide de la
montaña!! –,
volar
con la curiosidad siempre a punto
como
arma arrojadiza ante todo tipo de combate,
traspasando
sendas de nubes a modo de maratón
kilométrico
sin importar mucho el destino.
Volar,
volar por encima de aquellos
que
se proponen echar freno a los sueños
– ¿Volar? –
rugen desde púlpitos y atriles –
con lo bien que
se está con los pies sobre el suelo –,
Volar,
si, coño, volar.
Pero
has venido a por mí, y me has mirado
como
a un bicho raro, me has estudiado,
me
has analizado, me has diseccionado;
Me
has tratado peor que a una cuenta
en
números rojos, como si yo fuera
una
anciana a la que desahuciar
ante
la indiferencia del gobierno
– perdone
usted, señor buitre usurero,
pero mi escasa pensión
es para dar
de desayunar a
mis nietos
–.
(cuántas así).
Por
tanto, te lo repito, ten cuidado porque,
en
el fondo, soy un niño que creció
a
base de sueños, a golpe de letras, como éstas.
Tú
en tu parte de la acera, yo en la mía,
en
el lateral se inicia la cuenta atrás para el disparo.
Yo
sé muy bien quien eres.
Y
yo, te avisé, te lo repito de manera certera,
te
arrasaré con el fuego de mis versos porque
yo
soy un niño que, entre sueños y letras,
se
ha convertido en todo
un señor POETA.
(c) ISIDRO R. AYESTARÁN - para el combate final de la Poetry Slam 2018/19