La vieja música perdida en un
tocadiscos
arrebata
cualquier atisbo de lucidez
y
realidad palpable. La hora del crepúsculo
se
filtra entre la oquedad de la angustia
y
el último reducto de los sueños aún por cumplir.
Las
palabras calladas aún truenan
en
unas tripas despojadas de esa hambre
necesaria
de una mano tendida. El asfalto
luce
soledad iluminada de nuevo por estar
en
campaña electoral. El desorden del universo
busca,
inexorable, un equilibrio que lo mantenga
en
cabecera de cartel. Los caracoles han decidido
correr
la maratón de la vida y dejar en segundo
lugar
al Oro de la última medalla olímpica.
Todo
parece alcanzar ese punto necesario
para
vivir hacia delante dentro de los retrocesos
de
costumbre. Sí, todo a mi alrededor fluye
a
esa velocidad paulatina previa al vértigo.
Y
yo… yo aún sigo en la sala de ensayos.
(c) Isidro R. Ayestarán - MMXIX
vídeo extraído de la edición de junio de
POETRY SLAM CANTABRIA