Desnudo de tus palabras,
inspiradoras mil veces
en el caminar errante del viejo trovador
que canta en un solo a la luna
la estrofa del verso destruido, el poema sobre
lo que fuimos hace tiempo.
Y tú... tan presente todavía,
que esta memoria no se olvida del nombre de tus ojos
ni del poder de tu mágica sonrisa.
Y yo... reconvertido en una triste
página en blanco, lista para mis letras,
si es que me dejas que te las escriba,
si es que me dejas vestir de nuevo
al poeta desnudo que vive
con el recuerdo de un simple beso,
bajo el resplandor cegador de tus caricias.
Y desnudo de ti...
Y desnudo de vida...
Y desnudo de alma...
... y desnudo de hasta mis propios versos.
(c) Isidro R. Ayestarán, 2011
texto y fotografía
texto y fotografía