EL CABARET DEL VERSO
ISIDRO R. AYESTARÁN

(c) 2008 - 2020

Abandonado en la puerta de un camerino en un destartalado cabaret, fue educado por siete cómicos de la legua en las más variadas artes escénicas entre libretos teatrales, plumas de vedette, pelucas, tacones de aguja, luces de neón, cuplés, coplas, boleros, marionetas, carromatos, asfalto y un sinfín de desventuras que acabaron por convertirlo en un pseudo-escritor de relatos y poemas que recita por escenarios de más que dudosa reputación junto a los espíritus de Marlene Dietrich, Bette Davis y Sara Montiel, quienes lo acompañan desde niño en sus constantes viajes a ninguna parte.

Queda rigurosamente prohibida, sin la autorización escrita del titular del "Copyright", bajo las sanciones establecidas en la Ley de Propiedad Intelectual, la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografía y el tratamiento informático.

entrevista en MUNDOPALABRAS

Hoy tenemos en mundopalabras a Isidro R. Ayestarán, autor del poemario De cuando quise acariciar el cielo con mis propias manos, editado con nuestro sello émepe.
Pequeña biografía que te interese destacar
Comencé a escribir cuando era niño, ya que siempre me gustó contar historias, hilvanar personajes, llegar a lo más profundo de ellos y conseguir que salieran a flote. Luego, ya de mayor, descubrí el teatro, la magia de los camerinos, las mariposas del estómago y la tremenda verdad que alberga esa “pared invisible” que es el patio de butacas. Y decidí que debía calzarme el zapato de artista para viajar y volar con mis textos desde el escenario a la platea.
¿Cómo definirías en un máximo de cinco líneas de qué trata tu libro y por qué deben comprarlo los lectores?
Tal y como añadí para el texto de la contraportada, es una colección de pequeñas historias sobre grandes fracasos, sobre esas parcelas de verdad que atañen a la gente de la calle, de los cafés solitarios, de los que ansían, aunque sea, una pequeña porción de atención en sus vidas.
Un poemario sin grandes alardes literarios para llegar al lector mirándole directamente a los ojos.
¿Cuál es el principal objetivo que te planteaste con la escritura de esta obra?
Poner voz a los que no la tienen, no les dejan, no interesan. En un mundo donde las desgracias se convierten en una operación de marketing, los “sin voz”, los “nadie” –que diría Galeano– son mi principal objetivo. Para ellos es este poemario.
¿Qué es para ti ser escritor/a? ¿Te cuesta utilizar esa palabra para definirte?
Como diría el ficticio personaje de Cela en la versión cinematográfica de Camus, «yo no soy escritor, soy un mero “fabricante de letras”».
Un poeta de escenario que escribe una vez que se levanta el telón.
¿Qué ha sido lo más bonito y lo más difícil de todo el proceso de publicación de tu libro?
Empiezo por lo difícil: elegir la versión definitiva de poemas para la obra definitiva, decantarme por uno y no por otro. Eso que se llama de manera tan fea “selección”.
Lo más bonito fue el proceso de creación, desde la cita introductoria, los distintos bocetos para la ilustración de la portada, el tono de cada verso… Darle forma como hiciera, por ejemplo, Bernini con un bloque de mármol hasta llegar a alguna de sus obras en Villa Borghese.
¿Les aconsejarías a otros escritores que se embarcaran en la aventura de la autoedición?
Por supuesto, pero sin dejar de ser ellos mismos, teniendo fe ciega en su trabajo y creyendo a pies juntillas en lo que hacen. Conozco a muchos que vendieron su alma a cambio de un determinado logotipo en sus trabajos.
¿Cuál ha sido tu experiencia con mundopalabras.es?
Lo concebí como un trabajo en equipo, y así fue. Me orientaban, me dejaba orientar, les daba mi opinión, la contrastaban… Una experiencia mágica. Como sospechaba desde el principio que iba a ser.
Y así fue.
¿Qué sentiste cuando tuviste el libro entre tus manos?
Fue muy emocionante el desembalar las cajas y ver todos los ejemplares allí, ordenados, callados, a la espera de comenzar el viaje. Eso fue lo mejor de todo.
¿Algún consejo para escritores que están empezando?
Conozco a muchos que piensan que por utilizar expresiones o palabras “barrocas” o títulos “en abstracto” ya se consideran escritores. Y lo único que logran es que la gente que acude a sus presentaciones se mire entre sí en busca de una explicación ya que no entienden nada.
Uno de los grandes dijo una vez que la manera más fácil y directa de escribir “voy a subir al árbol a por esa manzana” es escribiéndola tal cual. Pues eso. Antes de llegar a las ramas hay que pasar por la raíz y el tronco.
Ya habrá tiempo para llegar a la cumbre.
Últimamente nos gusta cerrar nuestras entrevistas con una pequeña batería de frases que requieren una respuesta muy breve, ¡vamos a ello!
Tu principal fuente de inspiración es…
La vida
Para llamar a las musas nada como…
Dejar la puerta entreabierta mientras estás trabajando
Tu lugar preferido para escribir…
Mi rinconcito, rodeado de un montón de libros y una fotografía dedicada de Concha Velasco
¿Prefieres el día o la noche?, ¿el silencio o algún sonido de fondo?
Siempre la noche, con los auriculares puestos mientras escucho música en tono bajo
¿Libro electrónico o libro en papel?
Papel, of course. Lo otro no debería llamarse libro tan siquiera.
¿Alguna superstición?
Ninguna
Un sueño como escritor…
Que al terminar el libro, el lector(a) se ponga a pensar.
Tu escritor/a favorito/a…
Infinitos, de Bukowski a Gala pasando por Cela o Kerouac
Un personaje literario que te cautivara especialmente…
Martin Marco, de La colmena
La novela que te hizo llorar…
NADA, de Carmen Laforet. Por lo terrible de la historia, máxime teniendo en cuenta la época en que se escribió.
Por último, nos gustaría conocerte un poquito mejor, ¿te animas a responder a nuestro apartado “muy personal”?
Tu comida favorita es… Como de todo, pero no me van las extravagancias tipo chef
Serías capaz de insultar si… Cuando la estupidez se hace evidente al alcance de la mano
Tu ciudad favorita es… ¿Una? Roma
Lo que más odias de este mundo… la falta de respeto hacia los más débiles
Una manía personal… mirarme al espejo
¿De qué te disfrazarías en una fiesta de disfraces?… Maestro de ceremonias de un cabaret (lógico)
Ahora mismo estás leyendo… El sueño de la ciudad, de Andrés Vidal