"Como un cuadro de Hopper, como un acorde de blues... como un paso de tango mal dado en cada latido de su corazón".
EL CABARET DEL VERSO
ISIDRO R. AYESTARÁN
(c) 2008 - 2020
ISIDRO R. AYESTARÁN
(c) 2008 - 2020
Abandonado en la puerta de un camerino en un destartalado cabaret, fue educado por siete cómicos de la legua en las más variadas artes escénicas entre libretos teatrales, plumas de vedette, pelucas, tacones de aguja, luces de neón, cuplés, coplas, boleros, marionetas, carromatos, asfalto y un sinfín de desventuras que acabaron por convertirlo en un pseudo-escritor de relatos y poemas que recita por escenarios de más que dudosa reputación junto a los espíritus de Marlene Dietrich, Bette Davis y Sara Montiel, quienes lo acompañan desde niño en sus constantes viajes a ninguna parte.
Queda rigurosamente prohibida, sin la autorización escrita del titular del "Copyright", bajo las sanciones establecidas en la Ley de Propiedad Intelectual, la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografía y el tratamiento informático.ACARICIANDO EL CIELO - La femme de la nuit
"Como un cuadro de Hopper, como un acorde de blues... como un paso de tango mal dado en cada latido de su corazón".
... y hoy, ACARICIANDO EL CIELO en el RVBICON
Hoy, el mítico RVBICON de la calle del Sol, en Santander, acoge mi espectáculo ACARICIANDO EL CIELO, una gala poético-cabaretera donde, con estética decimonónica, y al ritmo de arias de ópera, saetas y grandes temas de la historia del cine, un maestro de ceremonias nostálgico y solitario contará historias de perdedores y fracasados, analizando la sociedad de hoy día desde el prisma del drama, la picardía, la socarronería, la chispa escénica y su mano tendida, en forma de huída, hacia lo más profundo del espectador.
Os esperamos.
VOLAR SIN RED
Fragmento del montaje escénico ACARIANDO EL CIELO, estrenado el pasado 19 de noviembre en Sala de tres Teatro (Santander), basado e inspirado en mi último trabajo poético "De cuando quise acariciar el cielo con mis propias manos".
Una colección de pequeñas historias sobre fracasados y perdedores recitadas por un rapsoda que vive en una continua pesadilla adulta, ajena a la sonrisa de una infancia que acaba de enterrar.
"Siempre quise volar, alto, muy alto, con la curiosidad de un niño siempre a punto, traspasando sendas de nubes a modo de maratón kilométrico sin importar el destino. Tan sólo volar y llegar a alguna parte, acariciar el cielo con mis propias manos por mucho que la vida se empeñara en romperme por dentro al intentarlo"
SÁCAME DE AQUÍ
Luces
tenues alumbrando
mi
callejón, el de los espejos
deformados
de este rincón
oscuro
en el que me enclaustraron
con
voto de silencio.
Mudo
ante los combates constantes
a
los que me retaron dejándome exhausto,
vencido,
sin fuerzas ni ganas por continuar
en
este sendero carente de alma y sentido,
de
una mirada ardiente que acierte
al
convertirse en mi cómplice a la hora
de
hacerme sentir vivo.
Sácame
de aquí con tu luz cegadora,
con
esa mano tendida convertida
en
el deseo de huída hacia tus abrazos,
pronunciando
tu nombre junto al mío
hacia
la meta de ese horizonte donde
resucitan
los amores perdidos.
Alúmbrame,
sí. Conviértete en la brújula
que
necesito para dejar de ser tu sombra
y
sí una parte esencial de tu cuerpo.
Sácame
de este callejón oscuro
en
el que habito, torturado por
los
golpes del destino y los besos
que
nunca me dieron.
Sácame
de aquí,
de
la pesadilla de mi sueño.
Te
necesito.
(c) Isidro R. Ayestarán
DE CUANDO QUISE ACARICIAR EL CIELO CON MIS PROPIAS MANOS
... y se levantó el telón en Sala de tres Teatro
Anoche se levantó el telón en Sala de tres Teatro (Tantín 7 - Santander) para acoger el estreno de la versión teatral de mi nuevo trabajo poético "De cuando quise acariciar el cielo con mis propias manos".
Con una estética decimonónica, y al ritmo de arias de ópera, saetas y música clásica, un maestro de ceremonias solitario comenzó a hilvanar historias de perdedores tras haber enterrado el cuerpo sin vida de la infancia y la inocencia en un mundo de constantes lágrimas, ajenas a la sonrisa esculpida en el rostro párvulo de una muñeca de trapo.
Con la representación de ayer, se dió el pistoletazo de salida para que ACARICIANDO EL CIELO comienze a girar, a volar alto, muy alto.
LA SAETA DEL POETA SOLITARIO
Madrugada
santa de redobles sin saetas,
con
el aroma del incienso confundiéndose con la certeza
de
sentirse huérfano de editores para sus versos,
incapaz
de resucitar de la mediocridad de sus textos,
cabalgando
ante un Gran Poder con señorío y tronío
quebrando
el silencio, faltando a la devoción y el respeto
de
sus versos deshilachados.
Hoy
es Viernes Santo,
y
ahí va el Poeta Solitario,
el
Rey de todas las madrugadas poéticas
con
su poesía tosca clavada
en
lo alto de su madero, crucificado por autores
disciplinados
en ruedas de prensa manoseadas
sin
la fragancia de los perdedores,
de
esos que “comen hormigas agujereadas”
como
si fueran parte de un menú de varios tenedores.
Suenan
los tambores lejanos,
muere
de nuevo el galileo en una Pasión
de
subvenciones pactadas y recortes obligados,
asfalto
de sangre de penitencia, pero el rojo
también
ha declinado ser parte del negocio necio
y
abstracto de unos cuantos y se convierte en el lamento
ante
una valla fronteriza, la cola del paro y la parodia
de
los gobiernos cada cuatro años.
Saeta
de una lágrima en una guerra inminente,
donde
el Encuentro en un callejón angosto
se
cruza con el fuego perpetuo de los
púlpitos
y los atriles, donde las palabras
no
tienen sentido ni avales, donde las semanas
de
siete días no son santas sino putas indiscriminadas
en
un ascenso a la cúspide más alta, donde no se invita
a
los poetas de escenario a comulgar con los laureles
de
alpaca en la columna dominical del periódico.
Hoy
es Viernes Santo
y
ni al Crucificado se le permite
pronunciar
su Mandato último, su Palabra Eterna,
por
lo que enmudece apagado ante los plañideros
que
lo despojaron de su túnica en una suerte de
tómbola
televisada.
Redoble
de letras, madrugada santa
que
acompaña a esa otra soledad
sacra
de hojas en blanco que ansía unos
versos
para sentirse viva, como si la vida dependiera
tan
sólo de un poema.
Y
qué sería de la vida si tan sólo dependiera
de
un poema… aunque nunca tuviera premio.
¡¡Ahí
va el Poeta Solitario!!
(c) Isidro R. Ayestarán
extractos del poema "Madrugada Santa de letras"
SIEMPRE SERÁS MI PRINCESA y JINETES PÁLIDOS
El vídeo recoge el momento en que se recitan "Siempre serás mi princesa" y "Jinetes pálidos", dos poemas que hablan de los vagabundos de la calle, aquellos que pueblan el asfalto de la ciudad en busca de unas monedas o, simplemente, un ratito de cariño y atención.
JINETES PÁLIDOS
Hoy te he vuelto a ver pasear
desde el portal donde habito,
donde cada noche me dejan dormir
cubierto por los cartones que a otros
les sobran,
donde cada mañana me desayuno
con la miseria de la incertidumbre.
Has pasado tú, encorvado como siempre,
con tu taciturno semblante a la caza
de un nuevo día, sin importarte el ritmo
ni el decorado habitual de tu sendero.
Un lacónico saludo entre tú y yo
quebró momentáneamente el silencio.
El tuyo, tu silencio,
el mío, mi silencio…
Silencio,
y no porque nos falten las palabras,
sino porque nunca nadie quiso
detenerse a escucharnos.
Alcé la mano en señal de buenos días,
y como cada mañana, asentiste con
una tímida sonrisa. Luego, te alejaste
calle abajo, vida abajo, mirada abajo.
Hoy te volví a ver pasear ante mi
portal.
Y hoy, inspirado, decidí acompañarte.
SIEMPRE SERÁS MI PRINCESA
Trono de cartón bajo palio,
deshecho por la noche anterior,
mullido por las sábanas de tus caricias,
al arrullo de tu nana y tu mirada.
Surcando al peatón de asfalto
en busca de unas monedas,
las migajas esquivas con el rabillo del
ojo
y la angustia filtrada en el abismo de
tus manos.
Sin nada que llevarse a la boca
más que tu compañía,
te sientas a mi vera, me envuelves con
tus brazos de hombre derrotado,
como queriéndome cubrir de la ignominia
del exterior.
Nos sonreímos, nos lo decimos con los
ojos,
te musito que no pasa nada, que
saldremos
de ésta como de todas las demás.
Y en silencio, a través de ese nudo
tuyo en la garganta, tras el abrigo de
tus besos,
te leo a modo de libro de cabecera:
Tranquila,
mi vida,
siempre
serás mi princesa.
(c) ISIDRO R. AYESTARÁN
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