DE CUANDO QUISE
ACARICIAR EL CIELO CON MIS PROPIAS MANOS
pequeñas historias en verso sobre los grandes
fracasos de unos personajes que agonizan en un asfalto que dispara miseria,
decepción y soledad.
Influenciado por el cine realizado en los años 40 y 50, varias
de sus imágenes y sus bandas sonoras han inspirado los poemas que pueblan esta
obra esculpida en un tiempo de desencanto y crisis económica y política.
Escrita a caballo entre Santander y Madrid, por sus
calles, sus plazas, sus cafés, sus locales de madrugada, con el papel y el
bolígrafo siempre a punto para hilvanar esta colección de versos que evocan
aquellos tiempos felices que canturreaban nuestras madres en sus viejas nanas
antes de irnos a dormir y que, contra todo pronóstico, se han transformado en
terribles pesadillas cotidianas nada más despertar, entonadas en este propósito
de acariciar el cielo de entonces a golpe de tecla, a golpe de verso…
“como si la vida sólo dependiera de
un poema… aunque nunca tuviera premio”.