Hoy te he vuelto a ver pasear desde el portal donde habito, donde cada noche me dejan dormir cubierto por los cartones que a otros les sobran, donde cada mañana me desayuno con la miseria de la incertidumbre. Has pasado tú, encorvado como siempre, con tu taciturno semblante a la caza de un nuevo día, sin importarte el ritmo ni el decorado habitual de tu sendero.
Un lacónico saludo entre tú y yo quebró momentáneamente el silencio. El tuyo y el mío. Y no porque nos falten las palabras, sino porque, quizá, nunca nadie quiso detenerse a escucharnos. Alcé la mano en señal de buenos días, y como cada mañana, asentiste con una tímida sonrisa. Luego, te alejaste calle abajo, vida abajo, mirada abajo.
Hoy te volví a ver pasear ante mi portal.
Y hoy, inspirado, decidí acompañarte.
(c) Isidro R. Ayestarán, 2010
Un lacónico saludo entre tú y yo quebró momentáneamente el silencio. El tuyo y el mío. Y no porque nos falten las palabras, sino porque, quizá, nunca nadie quiso detenerse a escucharnos. Alcé la mano en señal de buenos días, y como cada mañana, asentiste con una tímida sonrisa. Luego, te alejaste calle abajo, vida abajo, mirada abajo.
Hoy te volví a ver pasear ante mi portal.
Y hoy, inspirado, decidí acompañarte.
(c) Isidro R. Ayestarán, 2010
3 comentarios:
me gusta breve pero claro...
espero que tu o rous habreis conseguido algo en el concurso del rubicon.. yo pues no.. :) venga xulo.
"Luego, te alejaste calle abajo, vida abajo, mirada abajo".
Sí, triste realidad, hoy en día lo veo todo alicaído...
SaLu2
X
Dos seres tan distintos, tan iguales.
Publicar un comentario